En el mundo que vivimos hoy en día sentir ansiedad, depresión o algún tipo de enfermedad relacionado con nuestra mente es más común de lo que todos creemos, estoy seguro que más de alguno que está a tu alrededor vive algo así, o incluso tú te sentirás identificado.
Los síntomas pueden empezar en la infancia o la adolescencia y continuar hasta la edad adulta. Cuando era pequeño mi madre siempre me decía que bajara un cambio, que no fuera tan alocado para hacer las cosas, que dejara de correr para todos lados, siempre lo tome como una característica de mi forma de ser, pero jamás pensé que está directamente relacionado con todo lo que vendría después.
No me van a creer si les digo que me llevaron a psicólogo, siquiatra, neurólogo, charlas familiares y mil cosas para poder descubrir cómo funcionaba mi manera de pensar y ver el mundo, me recetaron y me dieron cuanto antidepresivo y ansiolítico existe, lo cual por supuesto siempre estuve en desacuerdo de usar ya que no me gusta y jamás me ha gustado la medicina convencional.
Sentir ansiedad de modo ocasional es una parte normal de la vida. Sin embargo, las personas que sufrimos trastornos de ansiedad con frecuencia tenemos preocupaciones y miedos intensos, excesivos y persistentes sobre situaciones diarias, esto genera no querer una vida social activa y cada vez encerrarse más en su propia burbuja y crear un gran escudo para no salir dañados.
Con frecuencia, se dan episodios repetidos de sentimientos repentinos de ansiedad intensa y miedo o terror que alcanzan un máximo en una cuestión de minutos (ataques de pánico).
Yo se lo difícil que es controlar un sentimiento así, incluso en este momento siento un grado de ansiedad al escribir estas palabras, se lo que se siente, es por eso que intento compartir esto con ustedes, para que sepan que estamos todos juntos y debemos apoyarnos.
Sentimientos como la depresión, ansiedad y pánico interfieren con nuestro día a día, son difíciles de controlar, son desproporcionados en comparación con el peligro real, aparecen repentinamente y pueden durar un largo tiempo, es por eso que con el propósito de prevenir estos sentimientos, puede suceder que evitemos ciertos lugares o situaciones que nos puedan aumentar más ese sentimiento de angustia que nos aprieta la garganta y nos acelera las pulsaciones.
El propósito principal de este post es mostrarles que hay más personas sintiendo y viviendo las mismas preocupaciones, los mismos miedos y la misma sensación de angustia que te seca la garganta, pero que pese a todo no se rinden, se despiertan todos los días convencidos de que algún día todo va cambiar, siguen buscando su paz interior, luchando por sus metas y sueños.
como la enfrentamos
Si no se han dado cuenta generalmente una persona con depresión o ansiedad va relacionada directamente con el sobre peso y esto se debe exclusivamente a la baja autoestima y lo poco que se valora, siempre piensa que lo que hace no es suficiente y minimiza todos sus logros y esto usualmente nos hace crear malos hábitos de alimentación.
Todo lo que les digo es por qué es lo que sentía todos los días y que hasta el día de hoy lo siento cada cierto tiempo, pero la diferencia es que aprendí a controlarlos, los acepto y los uso a mi favor.
Lo primero que debemos hacer es reconocer que estos sentimientos forman parte de la respuesta normal del cuerpo a un desafío que estamos viviendo. Desaparecen por sí solos, no son nocivos, no tienen por qué ser malos ni mucho menos hacernos daño físico. La próxima vez que los sientas, intenta detectarlos sin que te moleste su presencia. Acéptalos. Permite que estén allí. No tienes que hacerlos desaparecer. Pero tampoco debes darles toda tu atención. Fíjate si puedes hacer que pasen a un segundo plano.
Atrévete a afrontar estos sentimientos, dales a entender que es tu cuerpo, tu templo y que ellos solo están de paso y deben respetarte, que entiendan que el que manda eres tú. Aprender a afrontar la ansiedad requiere tiempo y paciencia, no es fácil. Sobre todo, requiere práctica y estar dispuesto a enfrentar las situaciones que hacen aparecer la ansiedad. Comienza con un pequeño paso. Cuanto más practiques, mayor capacidad tendrás para manejar la ansiedad.
No PROCRESTINES ¡! El procrastinar hará que dejes para último momento tus deberes y esto va generar estrés adicional a tu vida y repercutirá directamente con tus horas de sueño y ansiedad. En una pizarra escribe todas tus obligaciones de la semana, ordénalas por orden de importancia y decreta un tiempo para cada una.
Preocúpate de tener una alimentación balanceada, comer fruta, beber agua, reducir el consumo de sal y azúcar, preferir productos frescos y no envasados, usar aceite de oliva en tus preparaciones y que siempre sean a la plancha o al horno.
Practica un deporte que te guste, anda al gimnasio, muévete, no te quedes pensando demasiado, el tener un vida activa es una de las claves para para elevar tu autoestima y energía.
La meditación es una herramienta fundamental, por lo menos 5 minutos todos los días, ideal que sea por la mañana, en ayuna, solo bebe un vaso de agua al despertar y busca un lugar cómodo, donde te sientas relajado y conéctate contigo para analizar lo que se viene, deja tu mente en blanco y por un momento deja de correr.
SE FELIZ, sonríe y disfruta más, aprovecha las cosas simples de la vida, sale a caminar alegre, el que sonríe vive más.
Como conclusión podemos sacar que la mejor manera de combatir la ansiedad y depresión es amar y respetar quien eres, hacer lo que realmente te hace feliz, comer bien, pensar positivo y llevar una vida activa.
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